n una entusiasmada guitarra eléctrica y un montón de gente contenta irumpía el 3 de octubre de 1990 la serie Beverly Hills 90210. Un año más tarde, aparecía en nuestras vidas comoSensación de vivir, un título en la línea del optimismo que reinaba en la publicidad de la época («la chispa de la vida», «ragazza siempre atrevida»). El fenómeno arrasó en España de forma aún más eufórica que en Estados Unidos: portadas de revistas, pegatinas, posters, pulseras de la amistad y camisetas con la cara de los protagonistas eran tan parte de nuestra vida como nuestros propios amigos.