Si usted va al barrio londinense de Notting Hill y cierra los ojos, enseguida se sentirá como en casa. Entiéndase por “casa” Fuenlabrada o Vallecas, porque el encantador mercado callejero de Portobello Road es hoy una especie de parque temático que atrae a miles de turistas cada día. No siempre fue así. Antes de la película, Notting Hill era un paraíso para bohemios de clase alta londinense de esos que compran flores frescas cada mañana. Gracias a Notting Hill y las aerolíneas low-cost, hoy cualquiera puede darse un paseo en busca de la puerta azul o la librería de guías de viajes que regentaba Hugh Grant y fantasear con la idea de tirarle un zumo de naranja encima a Julia Roberts (aténgase a las consecuencias).
Durante la década de los 90 se estrenaron más de 100 comedias románticas, todas tan baratas que resultaban rentables casi automáticamente. La mayoría son poco memorables, pero Notting Hill ha perdurado en la memoria sentimental del público explotando sin pudor todos los aciertos de las mejores comedias románticas anteriores y evitando los errores que relegaron a la mayoría al olvido, convirtiéndola en la comedia romántica definitiva: es más comedia y más romántica que ninguna.Estos son los factores clave.
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