Según los supersticiosos, decir «Macbeth» en voz alta trae mala suerte para su actor. No para él. Michael Fassbender (Heidelberg, Alemania, 1977), rey de Hollywood en funciones, se pasea por el mundo como si estuviese por encima del bien y del mal. Sea o no cierto, lo parece, y eso es todo lo que importa en la industria del espectáculo. «Macbeth», repite Michael en voz alta desafiando la superstición. Su elegancia animal le ha convertido en el objeto de deseo favorito del planeta sin eclipsar su abrumadora capacidad interpretativa. Como actor, Fassbender evoca la visceralidad y profesionalidad del mejor Paul Newman. Como hombre, representa la unidad de medida de la virilidad en el siglo XXI gracias a episodios como estos. Un consejo: no lo intenten en casa.
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