Kim Basinger está temblando. Por un momento parece incapaz de articular palabra. Nudo en la garganta. La actriz lucha para que el llanto no se abra paso y estropee el instante más importante de su carrera. «Oh, dios mío», logra decir. Es marzo de 1998 y la actriz cuenta unos 45 espectaculares años. Todo ocurre en poco tiempo, unos segundos, mientras recoge su único Oscar por la interpretación en L.A. Confidential. Mientras le promete al mundo que los sueños se cumplen, el discurso de Kim es interrumpido por su marido, Alec Baldwin. El también actor no puede contener su euforia y se desgañita vitoreando a su mujer. Diez años después, tras un divorcio y 3.5 millones de euros en abogados, los gritos de Alec Baldwin volvieron a protagonizar titulares esta vez por culpa de un mensaje donde el actor insultaba a la hija de ambos, de 13 años: «Cerda desagradecida e insensata». En estos dos escenarios están los extremos de la carrera de Kim Basinger, su punto más álgido y el más bajo de una mujer que ha personificado el sueño americano, pero también la pesadilla. Y en varias ocasiones.
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http://elpais.com/elpais/2016/06/08/icon/1465382885_495360.html