
Hay dos cosas de las que Tom Cruise (Nueva York, 54 años) no habla en sus entrevistas: su vida privada y sus anteriores películas. Él quiere mirar solo al futuro, con una obstinación que roza lo obsesivo. Ha superado crisis de imagen, matrimonios escalofriantes y peinados cuestionables. Hoy sigue aferrado a su trono, asentado por derecho propio en la memoria colectiva: la película de Tom Cruise que viste en la primera cita con tu novia; las gafas wayfarer que te comprase pero que no te quedaban igual que a él; el filme de Tom Cruise que tienen puesta tus padres cuando vas a visitarles el domingo por la tarde; el día que intentaste fliparte sirviendo copas y te pasaste horas barriendo cristales; la película que fuiste a ver en la última cita con tu exnovia, o la infinidad de veces (más de las que nadie reconocería) que has bailado por la casa en gayumbos (sí, como él en Risky business).
En esta ola de nostalgia que está a punto de ahogarnos, Tom Cruise parece resistirse a explotar su pasado. Y eso que si alguien puede presumir de currículum, ese es Cruise. Acumula 41 películas (la última se estrenó el 11 de noviembre, Jack Reacher: nunca mires atrás), la mitad de las cuales rompieron la barrera de los 100 millones de dólares recaudados (91 millones de euros) en Estados Unidos (récord absoluto). Cruise puede presumir de estar en lo más alto durante cuatro décadas distintas, algo que pocos atesoran. Dos generaciones de espectadores han vitoreado las hazañas de un hombre que ha acabado renunciando a su vida privada para seguir siento la mayor estrella del mundo. Y eso sin ningún Oscar: ha estado nominado por Nacido el 4 de julio, Jerry Maguirey Magnolia, pero sin suerte.
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http://elpais.com/elpais/2016/11/08/icon/1478624295_522764.html