–Suena muy nostálgico. ¿Crees que le va a gustar a la gente?
–Que les jodan.
Que nadie espere una disculpa por parte de La La Land. En este diálogo, Mia y Sebastian conversan sobre qué cabida tiene el sueño pasado de moda de abrir un tugurio de jazz en la era de Spotify. Se trata de la única mención que hace la película a la probable reacción de los cínicos. El único instante en el que el guión mira hacia el mundo real. Durante el resto de sus minutos, La La Land explota como una piñata de la cual caen colores que habíamos olvidado que existían. El público está respondiendo con entusiasmo. La La Land ya es la película del año. Al dirigirse sin miedo ni pudor al corazón del espectador, sin pasar por la cabeza, la película no sólo está gustando, sino que está enamorando. ¿Qué convierte a La La Land en una experiencia tan especial?
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