El actor James Woods está enfadado. Mucho. El intérprete (nominado dos veces al Oscar, por Salvador y Fantasmas del pasado) está librando una lucha insólita en un campo de batalla llamado Twitter. El rifle lo empuña su bufete de abogados, y el enemigo es un usuario anónimo que insultó a Woods a través de la red social. El actor exige 9,5 millones de euros en compensación. En un perverso giro de los acontecimientos, de esos que sólo se le ocurrirían al guionista más salvaje de Hollywood, el tuitero falleció durante los prolegómenos del proceso. Cualquier otro retiraría la demanda, pero no James Woods. Él, agarró su móvil, abrió Twitter y escribió: «A ver si aprendéis. Difamadme, y os demandaré. Si morís, os seguiré hasta las entrañas del infierno. ¿Queda claro?». Este explosivo clímax comenzó, como las mayores tragedias, con un inofensivo intercambio de opiniones.
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http://elpais.com/elpais/2017/01/16/icon/1484569255_354286.html