A mitad del rodaje de Robin Hood, príncipe de los ladrones, el director se dio cuenta de que el acento de Kevin Costner no sonaba no ya a Nottingham, sino ni siquiera remotamente británico. La solución fue sencilla: volvieron a rodar la película desde el principio dejando que la estrella hablase con su acento americano, mientras el resto de personajes sí se hacían pasar por británicos. Robin Hood, príncipe de los ladrones fue la película más taquillera del año en el Reino Unido. Era 1991 y no había puñalada al rigor histórico capaz de zarandear la carrera de Kevin Costner. O eso parecía.
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