La relación del público con el cine, como sucede con el primer amor, implica varios tropiezos hasta encontrar el amor verdadero. Y reencontrarse con tus películas favoritas de la juventud tiene, a veces, el mismo efecto que tomarse un café con tu primera pareja: ya no tenéis nada de que hablar, apenas entiendes por qué te enamoraste de ella y, sobre todo, recuerdas por qué rompisteis. Estas 16 películas se erigieron como clásicos contemporáneos, pero no son tan buenas como creíamos.
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