Consiguió su primer trabajo a los 11 meses, anunciando comida para perros. A los 7 años, robó el corazón del planeta entero enE. T. El extraterrestre, y entre toma y toma robaba Bailey’s para echarse un chorrito en el helado. A los 11 era alcohólica, a los 12 drogadicta y a los 13 intentó suicidarse rajándose las muñecas. Su madre, quien la solía llevar a Studio 54 cinco noches a la semana para consolarla por su divorcio, la envió a un centro de desintoxicación donde vivió encerrada contra su voluntad durante 18 meses: mientras el policía le ponía las esposas para arrastrarla al furgón, le preguntó que qué tal había sido conocer a E. T. Tras salir de su enclaustramiento, se emancipó legalmente de sus progenitores y a los 16 trabajaba limpiando retretes. Drew Barrymore no solo cayó en todas las fases típicas del niño prodigio arrasado por la fama (y en otras sin precedentes), sino que lo hizo en menos tiempo que los demás.
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