Los cinéfilos están de acuerdo: no existen películas buenas sobre tenis. Tienen problemas de verosimilitud (ningún actor resulta convincente como tenista), de moraleja social (no hay tenistas pobres a los que el gran público pueda apoyar por instinto, el tenis enfrenta a un tipo rico contra otro tipo aún más rico) y de estructura narrativa: el partido no puede funcionar como relato porque cada raquetazo es un clímax, cada bola es un giro de guion y el tenis se parece más a una batalla naval que a una competición deportiva.
[seguir leyendo]
https://elpais.com/elpais/2018/04/11/icon/1523468406_874874.html