Hay más series que personas. Consumir ficción ha pasado de ser una actividad ociosa a un ejercicio cultural, una presión social y una fuente de ansiedad: si antes se decía que una ardilla podía cruzar España saltando de árbol en árbol sin tocar el suelo, hoy un espectador puede vivir su vida saltando de serie en serie sin interactuar con sus amigos. Pero aquel dicho popular nunca reparaba en lo exhausta que debió de acabar esa pobre ardilla en lo que empezó como un divertimento (“de árbol en árbol, ¡no voy a cansarme de esto nunca!”) y acabó como una maratón (“¿otro árbol? Pero si no he escalado el anterior todavía”). ¿Qué tal si elegimos una sola plataforma digital, acotando así nuestras opciones? Elige tu propia plataforma, haz tu propia suerte y vuelve a disfrutar de la ficción por el simple hecho de que te gusta.