España nunca ha sido tan feliz como en los 90. La Expo de Sevilla; los Juegos Olímpicos de Barcelona; Macarena, de Los del Río; el ímpetu de los canales de televisión privados; Fernando Trueba agradeciendo el Oscar a Billy Wilder y Pedro Almodóvar enumerando los santos a los que su madre había rezado; superproducciones como Qué apostamos y El juego de la oca;la diversidad en las telecomunicaciones; Antonio Banderas en Hollywood… Todos fueron estandartes culturales que demostraron que, efectivamente, España iba bien.
Pero esa alegría llevaba a una relajación que no se inmutaba ante situaciones que hoy, no tantos años después, resultan esperpénticas. Claro que había gente que protestaba ante ellas pero, sin plataformas públicas donde expresarse, eran consideradas chifladas sin repercusión. Porque nadie iba a aguar la fiesta de la España de los 90, un país ni mejor ni peor que el actual, solo un poco más daltónico.
[seguir leyendo]
https://elpais.com/elpais/2019/01/24/icon/1548328404_760874.html