En una entrevista para Rolling Stone de 1994 Brad Pitt aseguraba, mientras vaciaba jarras de cerveza sin parar, que no quería que la gente supiera nada de él: “No quiero que me conozcan. Yo no sé nada sobre mis actores favoritos, de otro modo se convertirían en celebridades”. Su plan ha salido regular. En estos últimos 25 años, Shania Twain se ha reído del tamaño de su pene en una canción (That don’t impress me much) tras publicarse unas fotos de Pitt desnudo con su entonces prometida Gwyneth Paltrow; su primer hijo con Angelina Jolie fue apodado “el bebé más esperado desde Jesucristo” y durante el parto de sus gemelos los paparazi alquilaron la planta superior del hospital para deslizarse por la fachada. Hasta el propio Pitt ha llegado a confesar que le gustaría “dar de hostias a Brad Pitt”. Es un hombre cansado de sí mismo pero, para su desgracia, el mundo nunca parece tener suficiente de Brad Pitt. Tanto sus escaramuzas sentimentales como profesionales (la última película llega el 15 de agosto, Érase una vez… en Hollywood, donde él y Leonardo DiCaprio están dirigidos por Quentin Tarantino) son seguidas con pasión.
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https://elpais.com/elpais/2019/06/24/icon/1561369019_449523.html