“Lucy, ¿me puedes desatar antes de irte?”. Así despide Morgan Freeman a su publicista, bromeando sobre la maratoniana jornada de promoción de Objetivo: Washington DC. El trabajo de Lucy ya está hecho: de entre todas las peticiones que puede hacer un publicista previas a una entrevista (nada de preguntas personales, nada de política, nada de nada), la más rara de todas tiene que ser “por favor, no le preguntes sobre su santuario de abejas”. Resulta que Morgan Freeman, tras su divorcio a los 71, se refugió en la apicultura y por lo visto esta afición fascina a toda la prensa internacional que ha charlado con él antes que ICON. En Objetivo: la Casa blanca Freeman era el portavoz del gobierno, en la secuela ascendió a vicepresidente y en este cierre de la trilogía ya es presidente. ¿A qué más podría aspirar su personaje en la cuarta parte de esta saga? “¡Rey!”, exclama Freeman con esa voz que ha retumbado en 124 películas. “No, en serio, desde ahí solo puede ir a la jubilación”.
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