La fama es hereditaria, pero el talento para aprovecharla no. Los hijos de Isabel Preysler han demostrado tener un don genético para adscribirse a la historia de la cultura pop española: Chabeli bautizó oficialmente el nuevo formato de la prensa rosa (“telebasura”) antes de salir escopetada del plató de Tómbola en 1997, Tamara consiguió que un Nobel de literatura (Mario Vargas Llosa, ahora más conocido como el 50% de la pareja “mamá y Mario”) acudiese a MasterChef y Enrique ostenta todo tipo de récords musicales: el único artista español con dos números 1 en Estados Unidos, el único en actuar en la Super Bowl y el primero en llegar a mil millones de reproducciones en YouTube con una canción en castellano (Bailando). Enrique Iglesias lleva casi 25 años sin dejar de triunfar y cinco veranos sonando en las discotecas más que nadie, pero para mucha gente en España sigue siendo el hijo de papá que cantaba con las mangas del jersey más largas que los brazos.
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