En el vestuario del colegio, una compañera de clase se rió de Kristen Stewart porque no se
depilaba las piernas. Durante sus primeros castings no conseguía trabajo porque le decían que parecía un niño. En la alfombra roja del estreno de La habitación del pánico, donde interpretó a la hija de Jodie Foster con 11 años, un fotógrafo le pidió que se relajase (ella le respondió que no podía ni abrir las manos de los nervios). Cuando los ejecutivos vieron las primeras escenas del rodaje de Crepúsculo le exigieron que sonriera más. Durante las entrevistas promocionales de la saga, su publicista le pidió que fuese más chisposa. Hace poco, un relaciones públicas le sugirió “hazte un favor a ti misma, deja de pasearte de la mano con tu novia y así a lo mejor te fichan para
una película de Marvel”. Kristen Stewart nunca fue al instituto, pero las alfombras rojas han sido su patio de recreo: ha tenido que madurar, enamorarse, encontrar su identidad y explorar su sexualidad mientras millones de desconocidos le explicaban que no lo estaba haciendo bien.
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https://elpais.com/elpais/2019/12/05/icon/1575540309_880251.html