En 1998 Leonardo DiCaprio (Los Ángeles, 1974) era el rey del mundo. Mientras se decidía entre el centenar de guiones que le propusieron después de Titanic, se corría juergas diarias con sus colegas en fiestas de Victoria’s Secret donde se colaban sin invitación, arrojaban basura desde un puente a los coches de la autopista y cerraban clubs de striptease sin dejar propina. Se hacían llamar Pussy Posse (la pandilla del chocho) y gente como Donald Trump, Susan Sarandon o Mariah Carey hacía cola para saludarles en su reservado.
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