Su personaje en El lobo de Wall Street era descrito en el guion con una sola línea: “La rubia más maciza del mundo”. Al fin y al cabo, esa era la única razón por la que el crápula de Leonardo DiCaprio se casaba con ella. La prensa no tardó en elevarla/reducirla, como a tantas otras rubias del pasado, a mito erótico generacional: Marilyn Monroe, Grace Kelly, Michelle Pfeiffer… Pero cinco años, cuatro películas como productora y una nominación al Oscar después, Margot Robbie (Dalby, Australia, 1990) está demostrando que se parece más a la Melanie Griffith de Armas de mujer: una mente para los negocios y un cuerpo para el pecado.
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