Al cine español le encanta ir de pupas. Pero la autocompasión que cada año empapa la gala de los Goya estaba más justificada que nunca este sábado, cuando Málaga se despertó con alerta amarilla por la borrasca Gloria. Los vendavales llevaban toda la semana arrasando la región y Pedro Sánchez, el primer presidente del Gobierno en asistir a los Goya desde Zapatero en 2005 y el único político que ha lucido más galán que cualquiera de los actores, aprovechó el viaje para visitar a las víctimas. Por suerte el sábado amainó, porque cuando se trata del cine español Dios aprieta, pero no ahoga. O quizá Dios tenía por ahí a Fernán-Gómez diciéndole “dales un poco de tregua hombre, que en el fondo no son mala gente”.
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