El primer día laborable en estado de alarma, la televisión amaneció con normalidad en la forma (informativos, todos presentados por mujeres). El fondo era otra cosa: solo se hablaba del virus. Claro. El único descanso fue para la predicción metereológica, por inercia y por si acaso, pero Silvia Laplana contó en La 1 que iba a nevar en Castilla-Leon y a hacer sol en Andalucía como quien sabe que a la mayoría de los espectadores eso les daría igual. Amas de casa, estudiantes e ingenieros, se sentaron ante la misma programación por primera vez en décadas. Desde este lunes la televisión vuelve a tener la relevancia, sentido y función social de tiempos más simples: vuelve a ser, y más que nunca, la ventana al mundo que nos une como comunidad.
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https://elpais.com/television/2020-03-17/diario-de-un-televidente-del-coronavirus.html