
En Italia tienen un dicho que reza “Nada es eterno, excepto la Carrà”. No es una forma de hablar. La civilización mediterránea va por su tercera generación de seres humanos que, sencillamente, no pueden controlar sus pies cuando escuchan una canción suya. Raffaella Carrà une a personas que están en desacuerdo en todo lo demás, un fenómeno solo comparable al de ABBA. Precisamente Mamma Mia es la principal referencia, junto a La La Land y Las chicas de la cruz roja, de Explota, explota. El uruguayo Nacho Álvarez, fan de Raffaella Carrà desde la infancia, debuta en el cine cumpliendo su sueño de rodar un musical con canciones de la italiana. Álvarez trabajó en el guion durante años hasta encontrar el escenario adecuado para celebrar el repertorio de Carrà: una España que empezaba a caminar por su propio pie cuando Raffaella la sacó a bailar animándola a dejar atrássus complejos, su pudor y su mojigatería. El entusiasmo del Madrid imaginado por Álvarez está personificado por su protagonista, Ingrid García-Jonsson.
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