
En el documental de Netflix BlackPink: Light Up The Sky, las integrantes del fenómeno del k-pop BlackPink describen sin dramatismo alguno cómo pasaron todos sus años de adolescencia internadas en una academia. Sin apenas contacto con el mundo exterior, ensayaban 14 horas diarias con un solo día libre cada dos semanas. La industria del k-pop proyecta una imagen moderna, sana y positiva de Corea del Sur, pero su sistema de fabricación de estrellas esconde contratos abusivos, anulación del individuo y condiciones infrahumanas.