
La cara de Ryan Phillippe es una de esas que permanecen inalterables en el imaginario colectivo: la mayoría del público no ha vuelto a verla desde que, hace 20 años, parecía destinado a ser la próxima superestrella de Hollywood. Dentro de unos días estrena la serie Big sky en Disney Star, la plataforma de contenidos adultos de Disney+, donde el público podrá descubrir que esa cara sigue exactamente igual que como la recuerda. A los 46 años, aunque más curtido, más musculoso y más tatuado, Phillippe tiene todavía el aspecto de un ídolo adolescente. Y eso es todo lo que el público le ha permitido ser: un fetiche nostálgico y un sex symbol generacional.