
Chenoa caminó para que Soraya pudiera volar. Esa, al menos, es la percepción de muchos seguidores de Operación triunfo: Chenoa quedó cuarta en 2002 porque su imagen de mujer segura de sí misma (que algunos percibieron como arrogancia), madura (soberbia) y profesional (prepotente) la distanció del cariño del público, más ávido de campechanía, tropiezos y humildes relatos de superación. Chenoa, al fin y al cabo, era igual de estrella en la gala 0 que en la gala 14. Pero tres ediciones después, ese mismo público había aprendido la lección y, cuando se topó con otra artista imponente, sí la coronó en segunda posición dejándola a unas décimas del triunfo. Soraya, además, sería la única concursante de su edición con una carrera relevante más allá de OT.