Mark Sinclair era un vándalo, un adolescente criado solo por su madre que nunca conoció a su padre. Su madre le ocultó al niño la identidad paterna. En lugar de ir a la escuela, Mark se dedicaba a gamberrear en la calle con su grupo amigos. Un día, se coló en una escuela de teatro para sembrar el caos. Y ahí cambió su vida para siempre. El director del centro le pilló y, en vez de llamar a la policía, le ofreció clases de interpretación.
Tras rebautizarse a sí mismo como Vin Diesel (California, 49 años), un nombre que suena a triunfador y a tipo al que no quieres cabrear, este exgamberro reformado sufrió las zancadillas de un mundo que era demasiado pequeño para él. Cuando trabajó vendiendo bombillas por teléfono, su voz asustaba a los clientes. Cuando se metió a portero de discoteca, su actitud resultaba demasiado pacífica. Y cada vez que asistía a un casting, le rechazaban por parecer demasiado blanco para hacer de negro y demasiado étnico para interpretar a un blanco.
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